Oviedo atesora un patrimonio monumental de primer orden y de unas características arquitectónicas sin igual. Junto al legado de edificios civiles emblemáticos e importantes construcciones públicas, conserva muchas iglesias con un arte y unas tradiciones legendarias. Algunas de las que consideramos más importantes os las presentamos desde Guías Turísticos España en el siguiente itinerario para que las visites y te admires de su valor e importancia. Fundamentalmente se ubican en su casco histórico.
Iglesia de San Isidoro
Suplemento de 1 idioma: 20 euros sobre precio total
Suplemento de 2 idiomas: 30 euros sobre precio total
Joya arquitectónica del siglo XVII. Es sede de la antigua iglesia del Colegio de los Jesuitas, obligados a abandonarla en 1767, al ser expulsados de España. Es del siglo XVI y fue diseñada con dos torres, que nunca se llegaron a levantar. Está en pleno centro histórico, es decir, en la Plaza Mayor o de la Constitución y es asimismo Monumento Nacional.
Esta iglesia palatina está situada muy cerca de la Catedral y su construcción se remonta al siglo IX, en época de Alfonso II el Casto. De ella se conservan de tiempos prerrománicos el testero del ábside central con su ventana trigeminada. Es de planta rectangular y tiene tres naves con arcos sobre columnas y dos capillas laterales. La ventana del exterior con tres arcos y pequeñas columnas de capiteles corintios, llama mucho la atención. Es una auténtica joya del prerrománico.
Está situada en el centro del casco antiguo ovetense. Su impresionante Torre llena toda la plaza con sus nobles edificios, como la Capilla de la Balesquida, del siglo XIII, la Casa de los Llanes, de estilo barroco del XVII o el Palacio del Marqués de Santa Cruz, del siglo XV, que es la edificación civil más antigua de Oviedo. Esta hermosa catedral, de estilo gótico es llamada también Sancta Ovetensis. Comenzó a construirse por la sala capitular y el claustro, en el siglo XIII y terminó con su imponente torre en el siglo XVI. Está emplazada en un anterior conjunto catedralicio prerrománico del siglo IX. Su Cámara Santa está declarada Patrimonio de la Humanidad y es uno de los bienes culturales del Camino Primitivo.
Las monjas de clausura de la Orden, llamadas cariñosamente Las Pelayas, ocupan este Monasterio, con tradiciones musicales, además de ser especialistas en la encuadernación. Está en plena zona prerrománica y al ser remodelado, se encontraron restos románicos de un claustro. La última fase de la reforma de este Monasterio comenzó en 1703 con la construcción de la Vicaría, con una imponente fachada, inspirada en los palacios barrocos, que fue obra de Pedro de Cardeña.
En esta iglesia se encuentra la tumba del Padre Feijoo y es un modelo de estilo de iglesias monásticas del siglo XVI, con una única y amplia nave y capillas-hornacinas laterales. Su fachada, que está inacabada, oculta el pórtico de entrada y el coro. Los pisos superiores de las naves laterales inician el crucero, a través de dos balcones con balaustres de piedra.